"El fracaso desastroso de la ONU se puede resumir en la falta de recursos y la falta de voluntad de asumir el compromiso que habría sido necesario para prevenir o poner fin al genocidio". Así se expresó Ingvar Carlsson, antiguo primer ministro de Suecia que presidió las investigaciones sobre las acciones de la ONU durante el genocidio de 1994, y que definió a la masacre de unas 1.200.000 personas en apenas tres meses como "la peor brutalidad a la que la humanidad haya asistido jamás".
jueves, 15 de abril de 2010
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